Las libretas de los periodistas son como el cajón de un sastre. Hay de todo: entrevistas, direcciones, teléfonos, ideas, sospechas, proyectos, referencias, datos, ilusiones. Y las mías no son una excepción. En más de tres décadas de periodismo profesional, he acumulado una colección de herramientas que, junto con los “favoritos” de mi computadora, creo que pueden ser útiles para muchos.

Lo que me propongo con este blog es, pues, construir un pañol donde tengan cabida manuales de estilo, fórmulas sencillas para hacer cálculos tan básicos como imprescindibles, debates sobre el uso del idioma, pautas para la cobertura de guerras o conflictos, recursos tecnológicos, ideas de cómo escribir para la web y pautas ortográficas, gramaticales o de estilo que nos ayuden a salir de dudas o a esquivar errores, entre otras cosas.

La idea no es hacer listas interminables de sitios, diccionarios, diarios, revistas y normas (ocurrencias, seria mejor decir en algunos casos) académicas que poco o nada tienen que ver con la lengua real, en particular con los diferentes castellanos que hablamos en América Latina, y con el uso periodístico. Por el contrario, pretendo que las herramientas que vaya colgando en este pañol sean pocas (cuanto menos, mejor), pero que destaquen por su calidad y utilidad. Y si así no fuera, que los colegas me lo demanden.

Junto a esas herramientas para desarrollar nuestro trabajo, publicaré artículos recopilados de diversos medios, argentinos y extranjeros, sobre temas variados, que no necesariamente reflejarán mi opinión. El criterio de selección no tendrá que ver con la afinidad ideológica o política. Tampoco me guiaré por la tan mentada objetividad, que se esfuma en el mismo momento en que decidimos qué información o foto damos y cómo la damos. Toda nota que se pase por el arco del triunfo lo políticamente correcto -ya sea para la derecha, la izquierda o el centro- y refleje un manejo serio, ético, de la información, podrá incluirse en este blog.

Hay muchos periodistas, reporteros gráficos y camarógrafos que han hecho de este oficio su sangre, su forma de vida. A diario luchan contra la manipulación, la censura y la autocensura para hacer realidad el derecho a informar y a ser informados. Lo que intento, entonces, es dejar a un lado el panfleto disfrazado de periodismo para publicar materiales escritos o gráficos que aporten puntos de vista originales, argumentos sólidos y fuentes confiables. Es decir, busco algo muy sencillo: dar lugar a eso que llamamos buenas notas y no al periodismo de cuarta.

Eduardo Kragelund
e.kragelund@gmail.com